Valencia, lugar de sol, playa y fuegos artificiales: es la tercera ciudad de España, y una verdadera joya para los amantes de la dieta mediterránea, historia y arquitectura tanto clásica como moderna. Con un clima templado a orillas del mediterráneo, su llana orografía la hace idónea para pasar 3 ó 4 días a pedales, entre el núcleo urbano y la huerta o la playa, ambas muy cercanas.
Fundada en el 138 A.C., puede que la relaciones con unos de los platos estrella de la gastronomía española, la paella, original de esta región, pese a que de gastronomía local hablaremos en otro artículo.
¿Estás considerando visitar Valencia? ¿Ya has estado pero quieres conocerla mejor? Si sigues leyendo, te compartiré una lista de paradas esenciales para aprovecharla al máximo.
Pasear por los Jardines del Turia
Donde durante siglos cruzó por Valencia el río Turia, hasta que un temporal de lluvia terrible causó su desbordamiento en el año 1957 (episodio conocido localmente como la riuà, que se llevó la vida de al menos 80 personas). Aún recuerdo algunas historias de aquel día, según lo que contaba mi abuelo Paco, que acudió a ayudar en labores de evacuación.

Entonces, se decidió modificar el curso del río (que ahora pasa por la zona sur de la ciudad) y el cauce se habilitó como parque, creando un auténtico pulmón que cruza la ciudad siendo una muestra magnífica de como el urbanismo puede adaptar infraestructuras existentes ante fenómenos meteorológicos extremos. Se trata, de hecho, del jardín urbano más grande de Europa, con más de 1,3 millones de m2 de superficie.

Hoy en día contiene varias pistas para pasear, correr o pedalear, así como terrazas, explanadas, parques (como el Gulliver, muy entretenido para los más pequeños) o estanques. El Palau de la Música, con varios auditorios para conciertos y representaciones, se ubica también junto al mismo cauce, a la altura de la Avenida de Aragón, cerca del centro. Imprescindible recorrer un tramo entre los más de 8 km de su longitud.
Valencia antigua: Ciutat Vella y barrio del Carmen

Valencia vive su época dorada entre los Siglos XIV y XVI. Fue una etapa económica, política y cultural muy representativa, en la que la ciudad se convirtió en un gran centro comercial, especialmente en lo referente al comercio de la seda. Durante aquella época, Valencia quedaba delimitada por una gran muralla medieval. Esa zona es lo que se conoce hoy como Ciutat Vella.
Así, este casco histórico, queda delimitado por el viejo cauce y la antigua muralla medieval, de la que quedan unos pocos trozos tras su derribo en el S. XIX. Actualmente, contiene las principales áreas de cultura, gastronomía y servicios, albergando varios de los museos (incluyendo el Instituto Valenciano de Arte Moderno – IVAM – o el Museo Valenciano de Ilustración y Modernidad – MUVIM – imprescindibles para los amantes del arte), bibliotecas, teatros, iglesias y comercios clásicos de la ciudad.
Una de las entradas al casco antiguo o Ciutat Vella, queda marcada por las torres de Serranos. Son, junto a las torres de Quart, una de las dos puertas fortificadas de la ciudad y edificio destacado de la Valencia Medieval, ya que se construyeron a finales del Siglo XIV. Se puede subir gratis a la azotea y constituye uno de los edificios más representativos de la ciudad. Tanto es así que desde hace bastante tiempo aquí se celebra el acto de inauguración de las Fallas: la Crida (aquí tuvo lugar el famoso “Caloret Faller” de la carismática alcaldesa Rita Barberà en su edición de 2015), o su elección como escenario artístico del fotógrafo Spencer Tunick en 2019, conocido mundialmente por tomar fotografías de mucha gente sin ropa en entornos emblemáticos.

Pasando por debajo de las torres de Serranos, podemos caminar hacia la plaza de la Virgen, y desde allí pasear por la calle Caballeros hasta plaza del Tossal, pasando junto al Palacio de la Generalitat y recorriendo calles que mantienen un aire a medievo, que combinadas con el moderno arte urbano del barrio del Carmen producen uno de estos bocados dulces y salados a la vez que nos dan ganas de probar más.

Si recorréis la calle Caballeros hasta el final, llegareis a las torres de Quart, la otra entrada que queda en pie. Por esta zona, donde existen muchas de terrazas y recovecos donde pararse a pegar un bocado y hasta algún palacete oculto, podéis intentar encontrar unas señales en las fachadas, que indican la altura a la que llegó el agua en la riuà de 1957.
Volviendo a la plaza de la Virgen, pueden visitarse los restos de la Valencia romana, la Almoina, unas ruinas subterráneas que marcan los inicios de la ciudad, fundada por los romanos allá por el S. II AC como Valentia Edetanorum. Los restos se descubrieron en 1985, durante unas excavaciones para ampliar la vecina Basílica, y tras más de 20 años de excavaciones, estudios y obras, abrió al público como museo en 2007.

En la misma plaza puede visitarse la Basílica, y recorrer el estrecho pasadizo que bordea la Catedral y nos lleva a la bulliciosa plaza de la Reina. La Catedral es un edificio impresionante, que merece totalmente la pena visitar. Finalizada en el S. XV sobre una antigua Mezquita de la época musulmana que antes había sido Catedral visigoda, tiene un estilo eminentemente gótico con toques renacentistas y barrocos, entre otros, ya que su construcción se prolongó durante al menos dos Siglos.
Es un edificio con tres naves donde se guarda el que para la Iglesia Católica es el auténtico Grial o Santo Cáliz, empleado por Jesús y los apóstoles durante la Última Cena y que se puede ver tras una vitrina. Otra singularidad es su Campanario, el Micalet (Miguelete), ubicada junto a la Puerta Principal o de los Hierros. La subida es un ejercicio estupendo, ya que, tras más de 200 escalones en una escalera de caracol, llegaremos a un punto a 51 metros desde donde se pueden contemplar además de la Ciutat Vella, otras grandes áreas y edificios singulares de esta ciudad.
Al bajar, si vais bien de tiempo, podéis disfrutar de una auténtica horchata con fartons en la Horchatería de Santa Catalina, uno de los negocios más antiguos (por dentro, tiene una característica decoración de época) que sirve otra de las joyas gastronómicas de esta región.

Lonja de la Seda y Mercado Central
A unos 300 metros al oeste de la plaza de la Reina, nos encontramos con otras dos visitas imprescindibles de la Ciutat Vella: el Mercado Central y la Lonja de la Seda, edificios que se encuentran uno frente al otro.
El edificio del Mercado Central (1928, de estilo modernista), cuenta con una impresionante fachada principal y presenta una combinación de metal, cúpulas, vidrio, columnas y cerámica que crea un punto de compra, venta y encuentros muy especial. Dentro, dominan los tonos claros y podemos encontrar comida y productos locales de todo tipo (y en general, de bastante calidad), repartidos entre sus más de 8.000 m2.

Justo frente al mercado se alza la majestuosa Lonja de la Seda, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1996, es una de las grandes obras del gótico civil valenciano. Se finalizó en 1483, y fue un centro de comercio durante la Edad Media, especialmente durante el ya mencionado Siglo de Oro valenciano, etapa de gran desarrollo socioeconómico.
Ya os debería sonar, que recibiera el nombre de “la seda”: este tejido fue, entre los Siglos XIV y XVIII, una de las industrias más importantes de la ciudad. El edificio cuenta con distintos niveles y estancias, destacando la sala de contratación (la estancia principal), con sus ocho columnas exentas.
Plaza del Ayuntamiento
Siguiendo desde la Lonja de la Seda en dirección sureste, bajando por la Avenida María Cristina, llegaremos al cruce con la calle San Vicente y la plaza del Ayuntamiento. A nuestra izquierda, quedará la calle La Paz, una zona comercial y turística muy activa que lleva a la Plaza de La Virgen por la que paseamos hace un rato. Merece la pena recorrerla y quizás explorar una de sus salientes, buscando la plaza redonda.
Desde allí, podemos volver y pasear por la Plaza del Ayuntamiento, ya peatonal en su práctica totalidad, y contemplar tanto el edificio consistorial (declarado Bien de Interés Cultural en 1962), de estilos Neoclásicos y Neobarroco, con sus últimas remodelaciones en 1930. En la acera opuesta, se ubica el Edificio de Correos, inaugurado en 1923 y de estilo modernista. Su monumentalidad refleja el impulso que se le quiso dar en aquella época a los servicios de comunicaciones postales y telegráficas.

A unos 400 metros al Sur, nos encontraremos con la Estación del Norte y la Plaza de Toros, en pleno centro de la Ciudad. Pese a empezar sus operaciones en 1852 para comunicar el centro de Valencia con el Grao, el edificio actual no se inauguró hasta 1917 (las obras comenzaron una década antes). La construcción actual tiene un estilo modernista, con una impresionante fachada que traza las tres naves de la estación, adornada con motivos vegetales: naranja y flores de azahar, un homenaje a la agricultura valenciana.
Desde aquí, podremos enfilar hacia los jardines del Turia de nuevo, bien por la calle Colón (la milla de oro valenciana) o por la paralela Gran Vía Marqués del Turia, para realizar nuestra última parada en la Valencia Moderna.
La Valencia contemporánea
Al este del centro, siguiendo por el antiguo cauce, llegaremos a la Ciutat de les Arts i les Ciències, complejo cultural y turístico diseñado por los arquitectos Santiago Calatrava y Félix Candela.
Con una arquitectura ciertamente futurista, el complejo incluye L’Umbracle, el museo de las ciencias Príncipe Felipe, El Océanográfico, el Palacio de las Artes Reina Sofía, el Ágora y dos puentes (Assut de l’Or y Monteolivete).
Puede darse un paseo agradable por el exterior y contemplar la peculiar arquitectura (escenario de rodajes de películas y series como Tomorrowland, Bill & Ted Face the Music o Westworld) – a menudo hay exposiciones fotográficas o esculturas por el recinto – o bien visitar una o varios de las distintas atracciones, ya que hay entradas de varios tipos.

Y hasta aquí, la lista de paradas principales del centro de la ciudad. Ah, casi se me olvida comentar, lo barato de estas visitas: si no gratuitas, la entrada a la mayoría de estos lugares os costará entre 2 y 4 € (salvo en la Valencia moderna).
¿Conocías Valencia? ¿Te ha gustado? Echas en falta alguna otra atracción? ¿Te invito a dejar un comentario.