6 meses en Copenhague (II)

«Viaja pronto y de manera frecuente. Vive en el extranjero, si tienes la oportunidad. Comprende otras culturas además de la propia. Conforme tu entendimiento de estas culturas aumente, lo hará el tuyo propio y el de tu propia cultura, y crecerá exponencialmente.«

Tom Freston

En la anterior entrega, se trataron algunos aspectos de la sociedad danesa como el estado de bienestar y los impuestos, el coste de la vida y el cuidado del medioambiente. En esta entrega, se explorará el carácter de la ciudadanía, tanto individual como colectivamente, a través de los aspectos que se enumeran a continuación.

1. Cultura de trabajo: jerarquía plana, informalidad y ley de Jante. Dinamarca cuenta con una cultura de trabajo informal.En este país no existe la jerarquía piramidal, como en la mayoría de países. Aquí funciona la jerarquía horizontal, es decir, en cualquier organización, todo el mundo es accesible, no es necesario seguir el camino trabajador-responsable-jefe de departamento, y a nadie con un puesto de poder se le caen los anillos por hacer algo que en otras culturas estaría por debajo de su rol.

Estructura piramidal frente estructura plana u horizontal.

Uno de los primeros días del curso universitario, me topé con una persona en el vestíbulo del edificio principal: yo andaba buscando una cafetería y el hombre en cuestión me acompañó unos metros, y sonriendo me señaló donde podía llegar a ella, amigablemente. Solo fue hasta mes y medio después, cuando caí en la cuenta de que aquel hombre era Martin, el director del Campus. Precisamente fue él quien se interesó por las ideas de los alumnos, cuando se nos presentó una jornada para plantear ideas verdes que se podían llevar a cabo en el campus (algunas se llevaron a cabo, como comenté en la anterior entrada). Además, la relación profesorado-alumnado es más adulta, profesional o de confianza. Aún recuerdo, durante mi época en la Universidad Politécnica de Valencia, como un profesor de matemáticas de la escuela de industriales se jactaba en clase, soltando perlas como que el campo necesitaba trabajadores, y que varios de nosotros debíamos dejar de estudiar, y buscar un trabajo en el campo, ya que era imposible que todos fuéramos a acabar la carrera. Aquí, ese tipo de profesor tendría que cambiar su estilo, o quedarse sin trabajo. En definitiva, las ideas de los estudiantes o trabajadores se tienen en cuenta, a cualquier nivel.

Ello crea un ambiente de trabajo/estudio informal, aunque ello no implica malos hábitos. Se puede ser informal y trabajar eficientemente, y en Dinamarca encontramos los mejores ejemplos de ello. Es común, acudir a una reunión de trabajo, y no poder distinguir inicialmente al jefe del resto de asistentes: su actitud y vestimenta es similar, aunque tengan distintos roles en la organización.

La “Ley de Jante” o Janteloven en danés, tiene una gran influencia sobre esta forma de vida. Este código de conducta no formal fue redactado por el autor danés/noruego Axel Sandemose, y describe el ambiente sociolaboral habitual en los países escandinavos. Esta ley cuenta con 10 “mandamientos”, que básicamente establecen que nadie es especial, mejor, o más valioso que cualquier otra persona por que sí. De ella se pueden extraer valores carentes en muchas otras sociedades como la humildad, la confianza, la importancia de lo común o que cualquiera puede aportar ideas sobre cualquier cuestión, sin estar por encima – o por debajo – de nadie. A mi entender, es todo lo contrario al individualismo, dando más valor a lo colectivo. Es una forma de evitar la expresión que muchos de nosotros habremos exclamado (o al menos, pensado, sobre todo si tienes experiencia en el sector servicios) de “Pero ¿quién se ha creído que es?” tras ver una actitud prepotente o maleducada de otra persona. En el día a día, y por poner otro ejemplo, ello hace que la atención al cliente sea mínima; en muchas cafeterías o bares bien puedes estar sentado 20 minutos, que nadie vendrá a tomar nota: el cliente es quien se acerca a la barra y pide lo que desea.

Como comentario final, veo estas características representadas en la Familia Real Danesa, especialmente a través de la Reina Margarita. Su estilo, informal para una reina, humaniza y acerca esta institución a la ciudadanía, importante en este tipo de instituciones en el Siglo en el que estamos, donde su practicidad está en duda desde un punto de vista ético. En ocasiones se publican vídeos entretenidos, como este, donde aparece realizando manualidades artísticas, una de sus aficiones, como haría cualquier abuela algo creativa. No es de extrañar que en el panorama político danés apenas hay partidos políticos abiertamente republicanos, y que, por ejemplo, un grupo de radicales se dedique a quemar una foto de la Reina en una manifestación es algo impensable.

2. La felicidad y el término hygge ¿De qué se trata exactamente? Dinamarca suele estar entre los tres primeros países del mundo en felicidad de la población. Este hecho guarda una gran relación con el término hygge, (pronunciado en danés, suena a “jugue”), que no tiene una traducción directa. Hygge describe un ambiente, unas sensaciones o un estado mental, más que una actividad concreta. Es el gozo que sentimos, cuando disfrutamos de las pequeñas cosas, y las compartimos con nuestros amigos o familia, y algo que Dinamarca ha tomado como bandera. Quizá guarde relación con la Ley de Jante, en lo que no se trata de un momento grandioso, sino un estado de ánimo que podemos experimentar casi diariamente, como forma incluso de dar gracias a la vida y los pequeños placeres que nos brinda. ¿Se requieren acaso muchas más cosas para ser felices?

Hygge puede ser una comida familiar, o una cena (también sus preparativos) con los amigos de toda la vida, quizás con algo de música y unos juegos de mesa para más tarde. Hygge bien puede ser el momento en que me encuentro ahora mismo, en el que tras un largo y frío de un día de cuarentena, me encuentro tomando un poco de vino caliente y escuchando música relajante.

¿Suena algo exagerado? Como español, sí. Hygge podría ser tomarme una cerveza fresquita y unos cacahuetes con los colegas, en la playa de mi pueblo; pero en Dinamarca tiene un significado mucho más profundo. La jornada laboral danesa, especialmente durante los meses de invierno, transcurre de forma que, tanto al llegar al puesto de trabajo como al salir del mismo, es de noche, por lo que su tiempo libre durante estos meses suele ser dentro de casa. En este país, se le da mucha importancia al tiempo personal, más allá del trabajo, es algo primordial para su vida. Adicionalmente, parte de la ley de Jante le da valor a lo común, más allá del confort individual. Por ello, un rato relajado, con ropa cómoda, buena compañía y una copa de vino, por ejemplo, cobra especial importancia. Es un placer al alcance de todos.

El típico hygge: ropa cómoda, compañía y una bebida caliente. New Yorker.

3. El carácter danés: inicialmente distantes, prácticos, honestos, familiares. El carácter danés es consecuencia de varios factores, entre los que destacan las normas sociales (que forman parte de la cultura) y el clima, que inamoviblemente forja un carácter más disciplinado y práctico.

En cuanto al carácter personal, inicialmente, son más distantes, y no propensos a inmiscuirse en temas personales al principio de una amistad. Sin embargo, tras esa coraza la mayoría de los daneses son accesibles, amables, honestos y nada superficiales. Quizás he tenido que tomar la iniciativa en el contacto inicial, pero tras ello estoy descubriendo personas estupendas que espero guardar entre mis buenas amistades por muchos años.

Una vez tienes ese grado de amistad, son bastante abiertos y honestos, expresando sus opiniones tal y como las piensan. Por motivos tanto educativos, como culturales o de crianza (por ejemplo, las mencionadas normas de Jante), están acostumbrados a dialogar abiertamente y expresar sus ideas, sin tabúes y habitualmente con respeto y ganas de escuchar las opiniones de los demás. No son muy aficionados a las conversaciones sobre temas banales, están concienciados con los temas globales y son bastante viajeros.

Definitivamente, esto les hace más directos. No es habitual que tenga que pensar ¿Por dónde cojea esta persona?, como sí ocurre en otras culturas, esta gente suele ir de cara. Esta forma de ser también tiene sus particularidades en el ámbito de la pareja. Por norma general, los encuentros íntimos con otra persona son de dos tipos: o bien un encuentro puntual, y si te he visto no me acuerdo, o bien tienes una pareja estable, llamémoslo novio/a, esposo/a o compañero/a, lo que ellos llaman min kærest/e (mi querida/o). Hay menos terreno para las situaciones intermedias. Es curioso también, como a los chicos locales no les gusta bailar. En fin, alguna ventaja deberíamos tener los latinos bailongos frente a los descendientes de Thor.

A nivel global, esta forma de ser, junto con la relación ciudadanía-Estado descrita en la primera entrada, hace que sea un país seguro y transparente: cuesta encontrar casos de corrupción política, y esto se refleja en el resto de la sociedad. No es de extrañar, que en un experimento sociológico donde se dejaron a la vista 12 carteras aparentemente perdidas en distintas ciudades, Helsinki fuera la ciudad donde más cartera fueron devueltas. Se trata de algo común en Escandinavia. Dejarme ropa en el vestuario, a la vista, y que a los dos días continúe allí o como los padres y madres dejan sus carritos con bebés fuera de la tienda en la que paran a comprar, son otros ejemplos de esta honestidad y confianza.

Ojo, no es oro todo lo que reluce y hace pocos días fui testigo de una persecución a coche y a pie de dos individuos por el centro de Copenhague. Existen barrios, como Christiania, Nørrebro o Albertslund, con reciente actividad criminal relacionada con las drogas y bandas callejeras, que son inseguros de noche. Las muertes por arma de fuego son de 1,47 por 100.000 habitantes, mientras en España son de 0,62. Con todo, siguen siendo números bajos si los comparamos por ejemplo como EE. UU. u otros del Este de Europa.

Teniendo todos estos aspectos en cuenta, Dinamarca me parece un país estupendo para vivir, siempre que el clima no te suponga lo más importante. El invierno escandinavo es duro, y sin duda que tiene influencia sobre el comportamiento. El clima extremo curte el carácter de las personas, e incluso te hace más resiliente frente a situaciones adversas, como la actual. Estando más acostumbrados a pasar tiempo dentro de casa, una cuarentena desgasta menos en lo emocional a los daneses que a españoles, franceses o italianos, que damos por sentado poder salir fuera de casa en cualquier día del año.

Por ejemplo, el pasado 6 de abril, la Primera Ministra danesa, Mette Frederiksen, anunciaba que todos los grandes eventos (conciertos, festivales) quedaban anulados hasta el 31 de agosto, sin que haya habido quejas o protestas significativas. Es difícil pensar que nuestro actual Presidente anuncie algo similar (aunque vaya a pasar) con tanta antelación, imagino que habría sonadas quejas desde ciertas partes de la sociedad, a las que les gusta mucho la fiesta.

Obviamente, echo de menos España, los domingos de paella con la abuela y el sobrino, y el resto de las generaciones que estamos en medio. El estilo de vida español es más “pasional” a mi parecer, pero eso conlleva ser también, más desorden, radicalidad y ser difíciles de gestionar. Me emociona  infinitamente la España de los aplausos, la del Agapimú de Ana Belén y Ojete Calor, o la del himno radiofónico facciamo finta che tutto va ben, y veo difícil que una congregación vecinal tan entrañable ocurra en Dinamarca: no es un gesto práctico, y existe una confianza social continua, que no precisa de estos reconocimientos.

El estilo de vida español es, indudablemente más divertido, pero si tienes ciertas inquietudes profesionales técnicas, como es mi caso, España no es el lugar adecuado para pasar los mejores años de la carrera profesional. A esto se suma la división y polarización que sufre nuestra sociedad, y la clase política actual, cuya calidad humana es la más baja de nuestra historia democrática, que poco hace por ponerle solución. Entiendo que es imposible tener un país divertido, soleado y pasional; que al mismo tiempo sea eficiente, práctico, y esté bien gestionado. Nada es perfecto.

Espero que te haya entretenido. Si tienes cualquier opinión, te invito a que la expreses en la sección de comentarios. Gracias por leerme.

Para saber más:

Charla de Malene Rydahl, autora de varios libros sobre el modelo danés (vídeo en inglés, subtítulos disponibles en español):

YouTube. 2015. Planting Seeds Of Happiness The Danish Way | Malene Rydahl | Tedxinseadsingapore. [online] Disponible aquí: https://www.youtube.com/watch?v=biQGa89O5O4&t=271s.

Sobre las costumbres en el ambiente de trabajo (artículo en inglés):

Thelocal.dk. 2018. 6 Things You Need To Know About Danish Business Culture. [online] Disponible aquí: https://www.thelocal.dk/20180503/the-dos-and-donts-of-danish-business-etiquette.

Sobre democracia y felicidad, artículo del ex primer ministro danés Anders Fogh Rasmussen (artículo en inglés):

Time. 2019. I Led One Of The Happiest Countries In The World. [online] Disponible aquí: https://time.com/5740400/denmark-happiness/.

Sobre la jerarquía plana (artículo en inglés):

World Economic Forum. 2018. Denmark Has The Flattest Work Hierarchy In The World. [online] Disponible aquí: https://www.weforum.org/agenda/2018/10/denmark-has-the-flattest-work-hierarchy-in-the-world/.

Sobre la Ley de Jante y normas culturales en Dinamarca (artículo en inglés):

MacLellan, L., 2020. The Happiness Of The Danes Can Easily Be Explained By 10 Cultural Rules. [online] Quartz. Disponible aquí: https://qz.com/794740/the-happiness-of-the-danes-can-easily-be-explained-by-10-cultural-rules/.

Publicado por bueborvi

Ingeniero Industrial especializado en Energías y Sostenibilidad vivendo en Dinamarca. Me interesan las diferencias culturales, las tradiciones escandinavas y los viajes, y me motiva como vamos a afrontar el cambio climático, el sobreconsumo de recursos y la pérdida de biodiversidad.

2 comentarios sobre “6 meses en Copenhague (II)

  1. Hola
    Gracias por la web, encuentro positivo que quieras poner tu granito de arena para mejorar este mundo desde un punto de vista medioambiental.
    Me ha llamado la atención este texto en particular, en el que reflejas los aspectos positivos y negativos de ambas sociedades. Si bien es cierto que todos tenemos nuestros estereotipos, y que posiblemente la mayoría de una población se rija por los mismos, al final cada persona es un mundo como bien mencionas en algún otro post.
    Tienes razón, por desgracia hay jefes arrogantes, en ningún caso justificado, así como unos cargos públicos que son unos caraduras y funcionariado que se escaquea. Por suerte no es lo general, pero es lo que más ruido hace. No olvidemos que somos el país que más horas a la semana trabajamos y que menos conciliación familiar disponemos a pesar de tener fama de vagos, siesta y fiesta. Pero no nos olvidemos que todos los médicos, ingenieros y resto de profesionales altamente cualificados, y con un par para dejarlo todo atrás y cambiar, termina emigrando para encontrar aquello que espera le mejore su condición de vida, por tanto, lo bueno al final se nos va.
    En el caso de los jefes, doy fe, en este país es más común el hecho de tener altas esferas con carácter prepotente, clasista y maleducado en lo que al trato de sus “inferiores” se refiere. Por suerte, esto no ocurre en todos los sitios, y sobre todo no ocurre solo en España. Cuando nos encontramos con gente así al final tenemos que decidir si tragar o cambiar algo para evitarlo.
    España permanece en cabeza en la donación de órganos en todo el mundo, tenemos la mejor sanidad (y bravo por los sanitarios y demás personal esencial durante estos días) y ha demostrado contar con mucha gente dispuesta a colaborar de manera desinteresada por el resto de ciudadanos. El problema, es que desgraciadamente tenemos una casta política muy lejos de lo que merecemos aunque digan ser un reflejo de la sociedad. A mi desde luego no me representan, sean del color que sean, han demostrado todos tener una falta de decencia absoluta.
    Por otro lado, la parte medioambiental, me parece estupendo que se lleven a cabo micro iniciativas como lo de la taza de café para incrementar poco a poco la conciencia ambiental y disminuir el empleo de plásticos de un solo uso. Es importante que como individuos nos concienciemos para colaborar tanto en casa como en el trabajo quien tenga la oportunidad.
    No obstante, por desgracia todas las industrias se mueven por dinero, independientemente del medio ambiente, y van a ir al filo de lo legal en lo que a esto respecta. Solo cambiarán por un sistema sostenible cuando de ello obtengan algún beneficio económico (reducción de materias primas, marketing, abaratar la gestión etc.) o bien cuando la legislación les obligue (y en este caso, la solución está en pagar un poco más por lo que hacen o llevar el problema a un país con menos restricciones, generalmente más pobre). Y creo que es en este punto donde hay que centrar la atención para enfocar los esfuerzos hacia un resultado operativo, por si quisieras profundizar sobre ello, esta es mi aportación.
    Por último, agradecer tus textos, se nota que llevan mucho tiempo de trabajo y recopilación de documentación detrás además de estar indudablemente escritos con la mejor de las intenciones.
    Un saludo,

    Le gusta a 1 persona

    1. Muchas gracias tu comentario, aporta mucho. Suscribo varios de los temas que mencionas, de hecho, tengo pendiente un artículo comparando ambos tipos de educación. Como ingeniero industrial por la UPV, siento que la preparación que recibimos es una de las mejores de Europa. Como profesionales somos buenísimos, y a veces no nos lo creemos lo suficiente (sin llegar a la arrogancia). Me da pena el tema de la fuga de cerebros, pero en mi caso era un oportunidad para la que ya no podía esperar mucho más por tema de edad (30 años).
      En cuanto al medio ambiente, también, unos de tus comentarios puede apuntar al sistema de devolución de envases, por ejemplo. Una iniciativa de economía circular por la que el ciudadano recibe 10 céntimos por cada lata o botella que vuelve a llevar al súper para reciclar. En España es un tema que se ha politizado muchísimo, por lo menos en Valencia, en detrimento de su propia viabilidad técnico-económica. Es cierto que con el sistema actual, estamos lejos de cumplir con la tasa que nos impone Europa). Y como bien dices es un tema que pasa de forma inamovible por un incentivo económico o una legislación clara y actualizada (la de reciclado de envases data de 1997, muchas cosas han cambiado desde entonces).
      Saludos,

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