Viena, ciudad imperial

Jerdines del Palacio Beldevere.

La capital de Austria es una de las ciudades más impresionantes de Europa. Al este del país y bañada por el río Danubio, cuenta con más de 20 palacios, cuya espectacular arquitectura invita al romanticismo. La visitamos poca antes de Navidad, aquí os contamos como disfrutarla al máximo en una visita exprés.

El centro de la ciudad, capital musical y artística durante el S. XIX, se encuentra entre los barrios de Landstraße y Neubau al sur, y Alsergrund y Leopoldstadt al norte, y podemos visitarla bien en unos 3 días, quizá se necesite alguno más si se quieren visitar a fondo varios palacios. Pese al frío, la visitamos en diciembre, es una gran opción, ya que las calles se llenan de decoración navideña, puestos de artesanía y mercados de comida típica, donde fácilmente nos entretendremos varias horas y entraremos en calor con un buen vaso de glühwein (vino caliente), o chocolate.

A continuación, os indico los esenciales si tenéis la oportunidad de visitarla durante unos días:

Musikvehrein: Inaugurado en 1870 por el Emperador Franz Joseph, es el salón de conciertos por excelencia, hogar de la orquesta filarmónica de Viena y donde se celebra el conocidísimo concierto de año nuevo. Se puede visitar tanto como museo (visita guiada, muy recomendable) por las mañanas, como para asistir a conciertos y ensayos por la tarde noche. Si tenemos poco tiempo y tenemos un presupuesto ajustado, se puede acudir por la mañana a las oficinas y pedir una entrada barata para la función de esa misma noche, de pie. Nosotros aprovechamos la visita por la mañana para comprar entradas para la función de la tarde.

Stephansdom o Catedral de San Esteban. Espectacular, situada en el centro de la ciudad (Stephansplatz), de estilo románico tardío con añadidos góticos, tiene 3 naves enormes, se puede subir al mirador desde fuera y tener una vista a 360o sobre toda la ciudad. Es una visita obligatoria. Podéis visitarla a media mañana, y luego comer en Reinthaler’s Beisl, un restaurante vienés típico con comida riquísima a unos pocos metros del monumento. Ojo, cuando lo visitamos, no aceptaban pago con tarjeta.

Vistas al centro desde el mirador de la catedral.

Konzerthaus: otro salón de conciertos, inaugurado en 1913, hogar de la sinfonía de Viena y la academia de canto o coro, entre otros. El escenario es más grande que el Musikvehrein, ya que también hacen obras de teatro, espectáculos de danza, etc. Queda muy cerca de esta última, además.

Plaza de ayuntamiento o Rathausplatz: Una de las principales plazas de Viena. El ayuntamiento (se puede visitar, aunque no todos los días de la semana, conviene que lo miréis con antelación) es un edificio precioso que preside la plaza, donde habitualmente hay exposiciones, eventos, algún mercado, etcétera.

Palacio de Hofburg: Es un complejo inmenso lleno de palacios y jardines, incluyendo varios museos como el de la emperatriz Sissi, el de historia de la escritura, el museo de los globos terráqueos (visitarlo fue una grata sorpresa), el de la lengua esperanto (muy curioso), etc. Se ubica en el o barrio de los museos, allí también está la biblioteca nacional, de visita obligatoria, entrando por Heidenplatz. Hay varios tipos de entradas combinadas, según las zonas que quieras visitar. Por la parte de detrás, podéis pasear por la extensa plaza de los héroes. Está llena de obras antiguas, mapas, esculturas…Podéis pasar fácilmente un día en esta zona y no aburriros.

Fachada del Palacio de Hofburg mirando a Michaelerplatz.

Parque atracciones Prater: es el parque de atracciones más antiguo del mundo, ya que abrió sus puertas en 1766. Está algo fuera del centro, pero si estáis varios días merece la pena. Os volveréis a encontrar con vuestra infancia si decidís subir a la preciosa noria infantil. Esta se hizo mundialmente famosa gracias a la escena del final de “El tercer hombre”, preciosa película post-2ª Guerra Mundial que transcurre en Viena. Muy recomendable verla antes de emprender el viaje, para empaparos del ambiente Vienés de la primera mitad del siglo pasado. Y aquí su principal tema, que seguro os sonará.

Palacio Beldevere: Es un palacio imperial barroco del S. XVIII que funciona también como galería de arte, el museo Beldevere. Patrimonio Mundial por la UNESCO, cuenta con unos jardines espectaculares en la parte trasera, pasearlos es una delicia. Es recomendable comprar la entrada con antelación (al menos en tiempos pre-COVID). Podéis ir por la mañana, y al salir comer en Salm Bräu, un restaurante/cervecera con comida típica buenísima, que consiste en su mayoría de guisos de carne y verduras. Fabrican su propia cerveza, pudiéndose ver los tanques en la planta principal.

Restaurante extra: Figlmüller. Es un sitio típico – algo más turístico que los otros dos – conocido por sus enormes schnitzels (yo me pediría uno para dos, y luego otra cosa, son bastante grandes). Tienes dos restaurantes por el centro, a 10 minutos caminando uno del otro.

Finalmente, Viena es callejear, caminar por el centro, encontrarte una plaza maravillosa y sentarte a tomar un café caliente, o salir un poco del centro y visitar el carismático barrio de Landstraße con su original y multicolor fachada, entre otros.

Espero que os haya gustado y disfrutéis de Viena si tenéis la oportunidad de visitarla.

Publicado por bueborvi

Ingeniero Industrial especializado en Energías y Sostenibilidad vivendo en Dinamarca. Me interesan las diferencias culturales, las tradiciones escandinavas y los viajes, y me motiva como vamos a afrontar el cambio climático, el sobreconsumo de recursos y la pérdida de biodiversidad.

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