
La Guerra. Una de las mayores atrocidades de la que ha sido y sigue siendo capaz el ser humano. Normandía, aparte de tener muchos atractivos naturales, gastronómicos e históricos, es una zona marcada por el inicio de la victoria aliada hace casi 80 años, comenzando con el desembarco anfibio más grande de la historia, el día D. En este viaje, recorrí la Normandía (zona costera al noroeste de Francia, cercana a la costa inglesa) de la Operación Overlord, excursión que recomiendo totalmente a cualquiera con un mínimo interés por nuestra historia reciente.
Sobre la batalla de Normandía existe muchísima información, real y ficticia, en distintos medios. Destaco los siguientes títulos de cultura popular: Hermanos de sangre (libro de 1992 y miniserie de TV de 2001), Salvar al Soldado Ryan (película de 1998), El día más largo (libro de 1959 y película de 1962), Patton (película de 1970), Día D: La batalla de Normandía (libro de 2009) y series de videojuegos como las de Medal of Honor y Call of Duty; entre muchos otros. Así que, en este artículo la parte histórica se obvia, por norma general.

Sí mencionaré los números de esos días, para que nos hagamos una idea de la magnitud del evento. Estando la mayor parte de Francia tomada por la Alemania Nazi, se produjo un desembarco en la mañana del 6 de junio de 1944 por parte de las tropas aliadas (formadas principalmente por Canadá, Estados Unidos, Francia y Reino Unido, así como fuerzas de otros países como Australia o Polonia, en menor medida). Esa mañana desembarcaron en ese tramo de costa (5 playas, de 80 km de longitud); un total de 156.000 soldados. Una semana después, 326.547 tropas aliadas más llegaron a esa costa. A partir de aquí, os cuento un recorrido que puede hacerse en 3 ó 4 días.
Este itinerario incluye lugares emblemáticos con monumentos conmemorativos, antiguas edificaciones de la época (arquitectura de guerra), museos varios, cementerios y sitios similares. Puede empezarse de oeste a este (desde Cherbourg hasta prácticamente Caen) o viceversa, siguiendo más o menos la línea de costa, como se indica un mapa a continuación. Así fue como lo realicé y así lo relato.

Quinéville
Comencé la ruta en Quinéville (unos 20 km al este de Chebourg), en una parte de la muralla atlántica (línea defensiva de búnkeres, murallas y otras edificaciones defensivas ideada por el Tercer Reich). Es un pequeño pueblo costero en el que podemos visitar el World War 2 museum, una colección privada de distintos artilugios (incluyendo una batería de defensa en el propio edificio) y una excelente exposición de maquetas (tamaño 1:16) así como información general sobre la vida durante la Guerra. Incluye un pequeño tramo representando una calle francesa durante la ocupación alemana.
Baterías de Crisbecq

Siguiendo la carretera hacia el sur, llegaremos a las baterías de Crisbecq. Se trata de una red de 22 búnkeres y baterías antiaéreas que los alemanes construyeron y habitaron durante la guerra, en un punto estratégico desde donde se pueden observar playas y poblaciones cercanas, en lo alto de una colina. Es un recorrido bastante completo, los búnkeres están en muy buen estado y sirve para recrear como era la vida dentro de estas estructuras.
Baterías de Azeville
Entre Quineville y Saint-Mère-Église se encuentran las baterías en la pequeña población de Azeville. Una red de 4 baterías comunicadas por un búnker subterráneo muy bien conservado. La exposición describe, a parte de la vida en el búnker, su proceso constructivo y la relación con los habitantes de la aldea.
Saint-Mère-Église
Pintoresco pueblo al sur de Quineville, objetivo de paracaidistas aliados durante el día D. Los alemanes prendieron fuego a los techos de las casas para poder ver mejor durante la noche y disparar, por lo que un buen número de paracaidistas no llegó a tocar el suelo con vida. Varios monumentos que recuerdan estas tropas en la plaza principal, y en especial al maniquí de John Steele, paracaidista norteamericano que quedó enganchado en lo alto de la Iglesia local, haciéndose el muerto durante varias horas para evitar ser disparado. En este pueblo se encuentra el Airborne Museum, que describe estas maniobras.

La Pointe du Hòc
En este enclave tuvo lugar uno de los episodios más críticos en la mañana del día D. La Pointe du Hòc es un promontorio, sobre una colina que acaba en unos acantilados por encima de la playa. Por esta geografía, era un lugar aventajado donde los alemanes colocaron varios búnkeres con 6 baterías de largo alcance. Antes de desembarcar en las playas, una brigada especial de montaña (rangers) llegó por mar, con el objetivo de trepar y escalar por la vertical para deshabilitar las baterías, ya que las playas de Omaha y Utah estaban bajo su alcance con cañones de 155 mm.
Se trata de una ruta a pie por la explanada, donde se pueden visitar varios de estos búnkeres y baterías. Destaca la orografía variable de esta zona: fue objetivo aéreo del bando aliado y por ello los cráteres son aún obvios. El soldado americano James Eikner, tras trepar a la colina, describió: “Cuando llegamos arriba, parecía que habíamos llegado a la luna, había tantos cráteres”.

Memorial y cementerio alemán
Al sur de La Pointe du Hòc, en La Cambe, se encuentra el Memorial y cementerio alemán. Aquí reposan muchos de los soldados alemanes que perdieron su vida durante aquellos días. Además de un par de cámaras para la oración o respeto, hay una pequeña exposición que describe el proceso por el concilio y la construcción del Memorial, entre otros temas.

Playa Utah y Museo
Es la playa más occidental de las 5, y fue objetivo de desembarco, junto a Omaha, de tropas americanas. En Utah desembarcaron unas 23.000 tropas. Está ubicada entre Quinéville y Saint Croix sur Mer, y además de los distintos memoriales, entre los que se incluye una auténtica barca con estatuas de soldados desembarcando.

Junto a los monumentos principales, está el Utah Beach Museum, que recorre la historia del desembarco en esta playa a través de distintos objetos y vehículos. Dentro del mismo existe un avión bombardero B26 completo, el Dinah Might, de los que emplearon los aliados durante la batalla de Normandía y de los que solo quedan 7 en todo el mundo.
Playa Omaha – Memorial y cementerio americano

Es la siguiente tras Utah, y quizá la más popular de las 5 playas. Aquí desembarcaron unas 34.000 tropas estadounidenses. Existen dos monumentos, uno de ellos a pie de playa, que rememoran ese día. Junto a la playa está el museo de Omaha, con 1.400 m2 de exposición, y a unos pocos kilómetros está el memorial y cementerio estadounidense de Colleville-sur-Mer.
El cementerio cuenta con un mirador hacia las playas, así como distintos monumentos, uno muy completo muestra mapas con la estrategia de desembarco de las tropas aliadas, junto a una impresionante estatua por la libertad.

A la salida del memorial, se encuentra el museo Overlord, que cuenta con 2.200 m2 de exposición y unos 10.000 objetos de la guerra, incluyendo tanques y cañones.
Bayeux – Memorial y cementerio británico y Museo Memorial de la Batalla de Normandía
En Bayeux, ciudad medieval cuya impresionante catedral fue – milagrosamente – respetada por la guerra, se encuentran el memorial británico y el Museo Memorial de la Batalla de Normandía. En el Memorial principal reposan más de 4.100 tropas pertenecientes a países de la Commonwealth (la mayoría son británicas). Cruzando la vía que cruza por delante, frente al cementerio principal, existe un Memorial que conmemora a otros 1.800 caídos sin tumba conocida.

Muy cerca tenemos el museo Memorial de la Batalla de Normandía (que oficialmente tuvo lugar entre el 7 de junio y el 29 de agosto de 1944), y contiene tanques, armamento y otros objetos de la batalla, a lo largo de sus 2.000 m2 de exposición que recrea la batalla en orden cronológico.
Batería en Longue-sur-Mer

Ubicada al Norte de Bayeux, aquí se encuentran cuatro casamatas bastante intactas con baterías empleadas por los alemanes para labores de defensa. Contienen algunos cañones originales de 150 mm y desde ellas se pueden llegar a ver las playas de Gold y Omaha.
Arromanches-les-Bains: Puerto Mulberry y museos

Ubicado en la localidad de Arromanches-les-Bains, aquí las tropas aliadas instalaron un puerto artificial (denominado Mulberry) durante la toma de Normandía, para la provisión de armamento y otros víveres. De ello, todavía quedan en pie varias estructuras: unas bien dentro del mar, a varios kilómetros de la costa, y otras muy cercanas a la playa. Son estructuras de hormigón que flotaban en su día, que pueden tocarse cuando la marea está baja. Se encuentran en un estado semi derruido, y el agua que sale de sus recovecos tiene fuertes tonalidades negras debido a los distintos compuestos que se desprenden.

De una parte, da a pensar en lo efímero de las interacciones antropogénicas con el entorno: al final, la naturaleza retoma lo que es suyo, y dentro de cien años, poca cosa quedará. De otra, me dio a pensar en las cantidades absurdas de recursos que se necesitan para hacer guerra. Hormigón, cemento, acero y otros materiales que se acabarán degradando en el océano.
En esta localidad se encuentran también dos museos: el Museo del Desembarco de Arromanches, inaugurado en 1954, cuenta con más de 2.000 artefactos de la Guerra, así como distintos dioramas (incluyendo uno que muestra el puerto artificial en funcionamiento). Muy cerca está también el Museo de Arromanches 360o Cinema Circulaire, con proyecciones y distintas secuencias de imágenes tomadas durante la batalla.
Playa Gold
Unos pocos kilómetros al este de Arromanches nos encontramos con la playa Gold – junto a Sword, en las que desembarcaron las tropas británicas – donde podemos encontrar varios monumentos, así como alguna estructura de la muralla atlántica integrada en el actual paseo marítimo. En esta playa desembarcaron casi 25.000 soldados.
Playa Juno – Museo y Memorial canadiense
Siguiendo la playa Gold, llegamos a la playa Juno, entre las poblaciones de Ver-sur-mer y Saint-Aubin-sur-Mer. Juno fue la principal playa de desembarco de las tropas canadienses (unas 14.000) junto con las francesas, llegando a un total de más de 21.000. El General Charles De Gaulle, líder del gobierno francés en aquella época, visitó la misma días después del desembarco para reconocer el esfuerzo de las tropas y arengarlas para seguir avanzando, antes de establecer en Bayeux su gobierno provisional. El lugar de su visita queda marcado con una gran cruz de Lorena.
En esta playa se encuentra el icónico bunker torcido ´Cosy´, apodado así tras el teniente William ´Cosy´ Aitken, cuya unidad lo tomó tras introducir varias granadas por sus aperturas. Existe también el Juno Beach Centre, museo memorial dedicado a las tropas canadienses.

A unos pocos kilómetros, en Beny-sur-Mer, se encuentra el Memorial y cementerio por los soldados canadienses caídos durante la batalla.
Playa Sword – Museos del Gran Búnker y de los Comandos
Esta playa contiene un memorial al comando de boinas verdes dirigido por el capitán Philippe Kieffer, que lideró el desembarco en esta playa. Además de un museo dedicado a esta hazaña, está también el museo del Gran Búnker-Muralla Atlántica. Como su nombre indica, es un antiguo búnker, intacto, ya que los alemanes que lo ocupaban se entregaron a las tropas británicas al detonar éstas su puerta principal. Repasa la vida dentro de un búnker a lo largo de sus 6 plantas (con todo lujo de detalle) y como nota peliculera en él podemos subirnos a una barcaza, la PA 30-31, del desembarco, que se restauró y empleó para filmar esa secuencia con los personajes principales, en la película Salvar al Soldado Ryan.
Complejo Hillman y Puente Pegasus
En dirección sur desde la playa Sword, nos encontramos con el complejo Hillman: otra red de búnkeres y baterías con vistas a la costa. Está en peor estado que los mencionados anteriormente y en muchas de las estancias no puede entrarse, aunque como parte positiva, su visita es gratuita.
Siguiendo la carretera al sur en dirección a Caen, nos toparemos con nuestra penúltima parada: el Puente Pegaso. La toma de este enclave por las tropas aliadas fue crítica ya que la misión de los aliados que llegaron por aire era tomar el puente durante la noche, antes del desembarco, para prevenir que las tropas alemanas enviaran refuerzos por el este. Existe una serie de monumentos en los puntos donde aterrizaron las tropas, y un museo donde se recuerda la hazaña (e incluye el puente original de aquella noche).

Memorial de Caen
En Caen, la capital de Normandía, está el Memorial de Caen. Es un museo que recorre el proceso de paz durante el Siglo XX, más allá de la Guerra, con espíritu de reconciliación. A parte de la batalla de Normandía y la Segunda Guerra Mundial, recorre la Guerra Fría y la Europa del siglo pasado. En él se proyectan distintas películas temáticas y tiene también varios jardines con monumentos por la vida y en homenaje a aquellos que perdieron la suya.

Y hasta aquí mi viaje por la ruta de la Liberación. En cuanto a los museos, he intentado mencionar la mayoría, aunque hay más de 10 (diría que cerca de 20) sobre esta temática por toda la zona. Muchos de ellos muestran colecciones (algunas, gigantescas) con artilugios, objetos e información sobre distintos aspectos de la batalla de Normandía. En mi caso, los que visité (Museo WW2 de Quineville, baterías de Crisbecq, Memorial de Caen y museo del Gran Búnker-Muralla Atlántica) se debieron a elecciones personales: a parte de la historia, me encantan el modelismo y la arquitectura.
Más allá del turismo de guerra, que tiene algo, abominable y crudo, atrayente para muchos, quisiera destacar la parte humana (o mejor dicho, inhumana) de la guerra. Pensé en esto visitando los cementerios de las distintas tropas, ya que una oscura bruma silenció mi mente durante esos ratos. Los distintos cementerios, el alemán de Le Cambe, donde descansan cerca de 22.000 alemanes, el norteamericano de Colleville sur Mer, con 9.387 tumbas, o el de Bayeux, donde yacen casi 6.000 tropas de la Commonwealth (en su mayoría británicas), entre otros, están perfectamente cuidados y limpios al milímetro. Todos tienen monumentos y habitáculos destinados a la oración o memoria. Además de estos cementerios, existen otros por la zona, como otro alemán en Huisnes-sur-Mer, muy cercano a Mt. St. Michel, o el resto de los cementerios de la Commonwealth. En todos los cementerios de guerra en Normandía, hay más de 110.000 vidas cortadas de forma absurda (al menos, desde un punto de vista ético) y prematura.
Los chicos que aquí murieron, simplemente se disparaban unos a otros por vestir uniformes distintos, pero a buen seguro muchos hubieran pasado una tarde de camaradería con unas cervezas de por medio, en cualquier otro contexto. Dos cosas me llamaron especialmente la atención, la primera, la multitud de tumbas sin identificar y la segunda, la edad de la mayoría de las soldados: jóvenes entre dieciocho y veintipocos años. Probablemente muchos todavía no habían votado en unas elecciones (ojo, que los menores de veintiuno norteamericanos no estaban autorizados a pedirse una cerveza en la mayoría de los estados), sin embargo, sí se les consideraba lo suficientemente hombres como para ir a morir o matar en la guerra. Qué terrible ironía.
Dicho esto, la ruta de la Liberación de Normandía bien merece una visita. Entre paradas bélicas, hay pueblecitos encantadores, con cafés, jardines y boulangeries artesanales donde descansar. Con suerte, podréis encontrar un mercado local donde comprar sidra (Normandía es el mayor productor de Francia) y ostras, delicias de la zona. Veréis también que en muchos edificios oficiales ondean no solo la bandera francesa, sino también las aliadas y la alemana, en señal de memoria, concilio y paz. En algunas viviendas particulares observé la bandera francesa junto con la estadounidense, y me entretuve al pensar como del horror de la guerra, algunos soldados americanos encontraron una nueva vida en esta zona de Francia.